La tumba de las luciérnagas (1988) es una conmovedora y dramática película de animación dirigida por Isao Takahata, el director, productor y guionista fallecido en 2018, que fue una de las figuras más destacadas del cine de animación japonés. El film está basado en la novela del mismo nombre de Akiyuki Nosaka que transcurre en los últimos meses de la II Guerra Mundial y narra la historia de dos hermanos que tratan de salir adelante en la ciudad japonesa de Kobe que se halla completamente devastada por los bombardeos.
Takahata fue junto a Hayao Miyazaki, el creador del Studio Ghibli, la compañía de animación con la cual produjeron films emblemáticos como Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2000) y El cuento de la princesa Kaguya (2013), última obra de Takahata. La tumba de las luciérnagas se estrenó en salas de Argentina el 23 de Enero de 2025 en los complejos de Cinemark Hoyts y está disponible en la plataforma de Netflix al igual que los otros films de Ghibli.
Legado de Isao Takahata en la Animación
Isao Takahata fue director de films como Pom Poko (1994), Recuerdos del ayer (Omoide Poro Poro 1991) o Mis vecinos los Yamada (Hokekyo Tonari no Yamada-kun 1999), y realizó varios trabajos para televisión junto a Hayao Miyazaki en la década de los 70, entre los que se destaca la serie animada Heidi, estrenada en 1974. Su obra ha sido reconocida por su profundidad emocional y belleza artística, incluyendo El cuento de la princesa Kaguya, una obra magistral del cine de animación en la que condensa todos los temas presentes en su filmografía: la convivencia del hombre y la naturaleza, la importancia de las cosas simples de la vida, la infancia y su importancia en nuestra vida adulta, entre otros.
De que se trata la tumba de las Luciérnagas
Ambientada en Japón durante la Segunda Guerra Mundial, la historia sigue a dos hermanos, Seita y Setsuko, (Seita, de 14 años, y Setsuko, de 5 años) que luchan por sobrevivir después de perder a su madre en un bombardeo y mientras su padre, un capitán de la Armada Imperial Japonesa, se encuentra sirviendo a su país. A través de una animación detallada y un guion sensible, la película explora la inocencia infantil frente a la brutalidad de la guerra y la indiferencia de una sociedad ensimismada, que vive el día a día intentando sobrevivir a los bombardeos y la falta de alimentos.
La tumba de las luciérnagas es conocida por su tratamiento realista de la guerra y sus efectos en los más vulnerables, mostrando el sufrimiento y la resiliencia de los protagonistas. La trama es a la vez desgarradora y reflexiva, lo que la convierte en una de las películas más tristes pero poderosas del cine de animación.
La lucha por la supervivencia en un mundo sin piedad
Takahata muestra el comportamiento de los seres humanos en situaciones extremas de manera cruda, dando cuenta de la peor faceta de los seres humanos en un contexto desolador. Arrojados a su suerte tras la muerte de su madre, Seita y Setsuko no tienen más opción que buscar la manera de valerse por si mismos y rebuscarselas para conseguir refugio y alimento en una ciudad asediada por los bombardeos donde la vida ya no tiene valor alguno.
Un final anunciado
El tema de las catástrofes que generan las guerras se repite a lo largo de la filmografía del Studio Ghibli y es una de las preocupaciones que Hayao Miyazaki se ha ocupado de resaltar a lo largo de su trayectoria como director de cine. A través de historias maravillosas e inolvidables como El castillo vagabundo, La princesa Mononoke y Nausicaä del Valle del viento, Miyazaki ha sabido dar cuenta en su cine de las atrocidades que causan las guerras llevadas adelante por los seres humanos en pos de ideales egoístas, y las nefastas consecuencias que los conflictos bélicos tienen para todos los seres vivos que habitan el planeta. El final, triste y simbólico de La tumba de las luciérnagas, que Takahata anticipa ni bien comienza el film, deja una reflexión profunda sobre la muerte, la esperanza perdida y el sinsentido de la guerra.