Medianoche en París es un recorrido por los lugares más bellos de la ciudad de París y un viaje a un tiempo histórico que Woody Allen admira profundamente.
Woody Allen: cine de autor con sello propio
Director, actor y guionista cinematográfico, Allan Stewart Königsberg -Woody Allen- nació en Nueva York en 1935 en el seno de una familia judía ortodoxa de clase media baja. A lo largo de su extensa carrera Woody Allen ha escrito y dirigido más de 40 películas, en muchas de las cuales ha participado también como actor dando vida a distintos personajes. Admirador de los Hermanos Marx, de Bob Hope, de Federico Fellini e Ingmar Bergman, Woody Allen ha retratado en muchos de sus films a la clase burguesa de Nueva York a través del sarcasmo y la ironía. En sus películas es posible hallar una serie de temas que se repiten, a los cuales Allen aborda desde una mirada propia que permite caracterizar a su filmografía como cine de autor: el amor, el sexo, la hipocresía, la religión, la muerte, la angustia existencial, entre otros, generalmente tratados en tono de comedia y con divertidos diálogos, a excepción de algunos films como Interiores (1978) o La otra mujer (1988), en los que aborda estos mismos temas pero desde una perspectiva dramática.
Los primeros años de su carrera los films de Allen se caracterizaron por ser comedias satíricas en las que se tratan las cuestiones mencionados anteriormente, Todo lo que Siempre Quiso Saber Sobre El Sexo y No Se Atrevió a Preguntar (1972), El Dormilón (1973), La Última Noche De Boris Grushenko (1975).
A partir de 1977 con Annie Hall (1977), la carrera de Allen da un giro ganándose el respeto de la crítica y el público. Se adentra en un cine más profundo, sin abandonar los toques de comedia y los diálogos divertidos, pero dándole a sus historias un tono más íntimo y agridulce. Es a partir de este film también que la ciudad de Nueva York se convierte en el escenario favorito de Allen para situar sus historias de vida. Manhattan (1979), filmada en blanco y negro, es una suerte de homenaje a esta ciudad en la que Allen ha residido durante gran parte de su vida, el plano de Diane Keaton y Allen sentados en un banco mirando el amanecer sobre el East Reaver es un ícono en la filmografía del director.
Nueva etapa de su filmografía
A partir de esta película Allen gana el respeto del público europeo, el estadounidense sin embargo ya no aprecia tanto su obra y desde 1980 con el estreno de Recuerdos, sus films serán mejor recibidos en Europa que en su propio país. Durante las dos décadas siguientes seguirá alternando en su filmografía comedias y dramas: Hannah y sus hermanas (1986), Delitos y faltas (1989), Maridos y mujeres (1992) Desmontando a Harry (1997), entre otras, en las que seguirá abordando sus temas favoritos.
En los últimos años de su carrera, a partir de Match Point (2005), Allen dejará Nueva York como escenario de sus films para rodar en Europa: Londres, París, Barcelona y Roma serán las elegidas para ambientar sus historias. La ciudad toma protagonismo y los films además de contar una historia nos muestra los lugares emblemáticos que la caracterizan.
París en la mirada de Woody Allen
La historia que se desarrolla en Medianoche en París va a narrar un momento en la vida de Gil Pendre, un joven oriundo de California, exitoso escritor de guiones de películas comerciales, quien se encuentra de vacaciones en París junto a su prometida Inés y los padres de ésta, un matrimonio perteneciente a la clase alta estadounidense con el que Gil no tiene demasiada afinidad. Gil siente una gran admiración por la ciudad de París, su historia y su cultura, y sobre todo por aquellos artistas que vivieron en la ciudad en la década del 20. Una noche luego de una salida a cenar con su novia y unos amigos de ésta, Gil decide salir a caminar por la ciudad, al encontrarse perdido y sin saber cómo retornar al hotel se sienta en una escalinata. Suenan entonces las doce campanadas que indican que es medianoche y aparece un antiguo Peugeot de los años 20 cuyos ocupantes lo invitan a una fiesta, al subir Gil es trasladado (por uno de esos acontecimientos mágicos que suelen suceder en los films de Woody Allen) al París de 1920, donde entablará relación con los artistas más destacados de la época y terminará enamorándose de una hermosa joven, Adriana, quien había sido amante de Picasso y Modigliani. Durante el transcurso del film la historia se irá desarrollando en distintos planos histórico temporales, alternándose los viajes de Gil al pasado con su vida “real” en el presente.
Una postal de París, descripción de la secuencia inicial
La primera secuencia del film, es un recorrido por los lugares más característicos de la ciudad, comienza con una imagen de la Torre Eiffel en una mañana nublada, y luego Allen nos irá mostrando como si fueran postales turísticas los sitios más representativos de la ciudad: el Senna y los puentes que lo atraviesan, la Catedral de Notre Dame, Montmartre con sus cúpulas, sus escaleras, y sus calles estrechas y adoquinadas, el Museo del Louvre, los Champs Elysees, el Arco del Triunfo, los pasajes, los bares con sus mesas al aire libre, el Moulin Rouge, la Plaza de la Vendôme, Saint Germain de Press…
París al amanecer, París con aguacero, París al atardecer y finalmente la noche de París con sus edificios emblemáticos iluminados, bellas imágenes de una ciudad de ensueño. De esta manera el director elige mostrarnos una ciudad ideal, majestuosa, aquella que ve el turista en su recorrido por París, la visión del turista extranjero, la del protagonista Gil Pendre, quien al terminar la secuencia expresará en palabras lo que acabamos de ver en imágenes: “Es increíble. (…) No hay ciudad igual en el mundo. Nunca la hubo”. Esta frase es pronunciada por Gil mientras admira junto a su novia los jardines en los que Monet se inspiró para pintar sus Nenúfares. Allen se encargará de mostrar a lo largo del film los lugares más bellos de París, así como también su carácter de ciudad ligada al arte a partir de la visita del protagonista a distintos museos y las conversaciones entre los diferentes personajes que girarán en torno a temas como la inspiración artística, la creatividad, la imaginación, etc.
El París de Woody Allen
La mirada que Woody Allen transmite sobre la ciudad de parís, a partir de las vivencias de su protagonista Gil Pendre, nos presenta a una ciudad idealizada, un lugar de ensueño, donde por la noche todo es posible, incluso acceder, a partir de un viaje en un antiguo Peugeot o en una carroza, a momentos del pasado que han sido idealizados a lo largo de la historia y que han conformado de alguna manera esa imagen emblemática que aún prevalece de la ciudad de París. Una ciudad que Allen muestra en todo momento ligada al arte y la cultura, imagen de la ciudad que se ha ido conformando a partir de los imaginarios sociales de las distintas épocas. Cada calle, cada monumento, cada pasaje, cada rincón que la cámara capta a través de su lente es como una obra de arte en sí misma.
Un viaje al centro de la cultura europea
Origen de movimientos artístico-culturales que han sido fundamentales en el desarrollo de la historia del arte, París es para el director una ciudad mágica, donde los sueños pueden hacerse realidad, como le sucede a Gil que tiene la oportunidad de viajar en el tiempo e interactuar con los artistas que tanto admira y entablar una relación con una bella joven que ha sido la inspiración de destacados pintores de los años 20. Sueño hecho realidad que le permitirá al protagonista dejar de vivir en el pasado, terminar con el hastío que le genera la vida en la gran ciudad y dejar de sentirse un extranjero en su propia sociedad, cuando en sus paseos errantes por la ciudad como un flâneur, pueda reconocer cuál es su verdadero destino.
Medianoche en París es por un lado un recorrido por los lugares más bellos del París contemporáneo, y por otro un viaje a otro tiempo histórico por el cual Allen siente una profunda admiración, el París de la década de 1920, en el que era posible encontrar reunidos en un bar o una casa a personalidades como Scot Fitzgerald, Ernest Hemingway, Jean Cocteau, Pablo Picasso, Cole Porter, Salvador Dalí, Luis Buñuel, entre otros, grandes artistas que marcaron una época de esta ciudad y que aparecerán recreados en el film.
La ciudad de los museos, la cultura, los cafés al aire libre, las grandes tiendas, un París de ensueño donde caminar bajo la lluvia es un verdadero placer para los sentidos.
Medianoche en París está disponible para ver Netflix